Desvío voluntario – Cuatrociénegas, el desierto imposible

Si la ausencia de agua dulce es característica imperdonable de todo desierto, Cuatrociénegas materializa lo imposible. Entre paisajes ataviados de inhóspita aridez, este valle enigmático esconde fuentes de vida.

- Por Marck Guttman

El valle de Cuatrociénegas se encuentra en el estado de Coahuila, en el noreste de México. No muy lejos de Monterrey o de Torreón, pero tampoco verdaderamente cerca de una ruta importante. Salvo que se tome como base la ciudad de Monclova, el Pueblo Mágico de Cuatrociénegas nunca está de paso nia la vuelta de la esquina.

A primera vista, las postales de Cuatrociénegas presumen poco más que dunas blancas de yeso y matorrales entre los que se camuflan cactus y agaves. El secarral, desdibujado por la presencia de un fenómeno óptico llamado espejismo, se extiende hasta que el horizonte alcanza alguna de las seis sierras que rodean el valle.

Las imágenes hacen justicia al consenso de un desierto hasta que, entre el pastizal, aparecen postales imprevisibles. Decenas y decenas de pozas y canales de agua turquesa se abren paso entre los parajes desérticos. Con el agua dulce brota también la vida. Más de 130 especies de aves, 60 especies de mamíferos y 60 de reptiles habitan la cuenca.