GASTROGRAFÍA LITUANIA: Sabor a Vilna

Los chefs de la capital lituana reaniman el rico patrimonio gastronómico del país, casi perdido en medio de las tragedias de la ocupación soviética.

- Audrey Gillian

Arriba: cena al aire libre en Vilkinė Gastro Fields. P. op., en el sentido de las manecillas del reloj: Avenida Gediminas; comedor en Ertlio Namas; asientos al aire libre en Keulė Rūkė; truchas y papas en Džiaugsmas.

Durante 400 años nuestra cocina se basó en la multiculturalidad, con influen-cias de los cruzados alemanes, del Imperio bizantino, el Otomano y el ruso; de los europeos orientales que iban al mar Negro y de los arquitectos italianos que construyeron nuestros palacios barrocos. Y entonces llegaron los soviéticos. Perdimos nuestra identidad e historia, olvidamos sentirnos orgullosos de nosotros mismos. No estaba permitido. Todo lo que teníamos eran huesos, leche, papas y crema agria”.

Liutauras Čeprackas se conmueve al hablar de la ocupación soviética de su país en 1944, la cual devastó su cultura, su gente y su despensa hasta que Lituania se independizó, en 1990. Čeprackas, uno de los chefs más destacados de Vilna, recuerda que durante la ocupación “se enviaban los mejores productos a Moscú”, mientras que en Vilna todos los platillos en los restaurantes eran iguales. “Ahora, la capital está viendo una nueva generación de cocineros que buscan platos olvidados en el rico pasado del país a la par de adoptar la modernidad. En este momento reclamamos nuestra identidad culinaria. No somos personas primitivas sin antecedentes de creatividad con la comida”, señala el chef.