La suerte del cerdo el perro la desea

La danza del dragón y del león ya no toma por sorpresa la calle de Dolores. Platicamos con el primer encargado de difundir el Año Nuevo Chino.

- Por José Quezada Roque

Para rastrear la celebración pública del Año Nuevo Chino en la Ciudad de México hay que remontarse a la década del 1960. Era una época muy distinta en la que, por cierto, el Barrio Chino era incipiente, con un par de locales, y la ceremonia (el cambio de etapa, la renovación de energía) se limitaba a ser un evento privado, hecho por y para los miembros de la comunidad. Los primeros restaurantes, Hong King y Shanghai, abrieron hace más de cinco décadas.

En ese tiempo la fiesta no se extendía a lo largo de una semana, sino que duraba uno o dos días, siempre bajo un marco familiar e íntimo. Quizá la primera celebración pública data de 1967 o 1968, y ya para los setenta, la calle de Dolores se había consolidado como la sede del Barrio Chino. Sin embargo, no pasó mucho para que el amor por la parranda, tan característico del temperamento chilango, impregnara estas jornadas hasta convertirse en el festejo hoy conocido.

El de la Ciudad de México es, entre todos los barrios chinos del mundo, el que probablemente hace la mayor fiesta a nivel internacional. Aquí hay fuegos artificiales, comida y danzas que han permanecido con algo del fervor mexicano y son el paso previo a la Celebración de los Faroles, la despedida del Año Nuevo realizada 15 días después.