EL PANADERO CON EL PAN

SI EL CHILANGO NO VA A LA PANADERÍA, LA PANADERÍA VA AL CHILANGO. ASÍ LOS MUESTRAN LAS MÚLTIPLES OPCIONES QUE TIENE NUESTRA CIUDAD PARA ASEGURAR QUE EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA LLEGUE A NUESTRAS MANOS CADA QUE SE NOS ANTOJA.

- DULCE VILLASEÑOR

¿En qué ciudad se ha visto que puedas agarrar unas pinzas y una charola para seleccionar tu panecito dulce en pleno supermercado? La experiencia de sostenerlo con esa herramienta de metal y observar cómo, luego, el panadero lo almacena en una bolsa de celofán es única.

Es ese placer el que el pan nos da: una experiencia que quizá hemos dado por sentada, al formar parte de nuestra rutina, pero que para alguien que no es de acá puede significar la pura gloria cultural. Y lo más chido es que esa, la del súper, no es la única manera de adquirir un bolillito, una concha o un ojo de buey. Hay otros caminos del señor, igual de seductores y exquisitos.

LA BICI EQUIPADA CON SU CAFECITO CON LECHE