Una Bella Aventura

Con un plan de franquicias bajo la manga, BERTHA GASTELUM nos cuenta todo acerca de Jean Louis David. Desde los pros y contras de tener tu propio salón de belleza hasta los valores imprescindibles para triunfar en el negocio (disciplina, compromiso y responsabilidad, entre otros).

- Bianca Pescador

Anteriormente dedicada a proyectos educativos, Bertha Gastelum dio un giro de 180 grados en 2012, cuando se reunió con su ahora socia, Alejandra Ruiz, para explorar opciones de negocios. “Tomándonos un café, se nos ocurrió abrir un salón de belleza. Queríamos algo diferente, que de verdad propusiera tendencias y que estuviera equiparado a los grandes salones de otros países, donde los detalles fueran importantes. Así fue como planeamos traernos una franquicia internacional a México”, nos cuenta la empresaria en entrevista.

–¿Jean Louis David siempre fue la primera opción?

–Primero exploramos en Los Angeles, donde vimos una franquicia incipiente pero con prestigio. El dueño era hijo de un empresario de salones en México y eso nos dio confianza. Desafortunadamente no nos ofrecía tendencias ni capacitación ni manuales… Terminamos abriendo nosotras solas el mercado por medio de contactos y conocidos, y gracias al gran equipo de trabajo, que estaba muy comprometido con el proyecto. Seguimos buscando opciones y encontramos una franquicia en París. Pedimos una cita y a las dos semanas estábamos mi socia y yo tocando las puertas de Provalliance, la empresa holding más grande del mundo de salones de belleza.

–Deciden y compran la franquicia maestra.