Interes Personal

Cada fotógrafo realiza sus obras por diferentes razones. Los hay que se conforman con un esquema meramente técnico: un buen equipo, un enfoque correcto y una exposición adecuada son puntales suficientes para ir andando por el camino fotográfico. Sin embargo, a poco que haya ido evolucionando, el fotógrafo debe ser consciente que este mundo de la imagen es algo más que leerse el manual de su flamante cámara y ajustar el modo automático para sentirse a gusto con los resultados. Concretamente, debe darse cuenta en algún momento de que la fotografía nos debe servir para ver el mundo de una manera diferente y transmitir esa particular visión a los demás.

En este caso, lo que convierte una fotografía en buena es mucho más difícil de precisar. De hecho, una fotografía puede ser un montón de cosas, y no siempre tiene que estar bien enfocada o expuesta. El principio de una buena imagen se circunscribe a la visión que tuvo el fotógrafo en una fase previa a la propia ejecución técnica y al momento de la toma y que le lleva a emplear una determinada configuración de parámetros, un encuadre y un punto de vista específico, así como la elección del momento oportuno. Esta visión incorpora además un esquema específico de lo que debería ser el proceso de edición y postproducción para conseguir el resultado esperado.

Individualidad

Lo que se debe resaltar al respecto es que esa “visión” del autor será siempre algo totalmente diferenciado del resto de las personas. Por muy imbuidos que nos encontremos por los estilos y trabajos de otros fotógrafos, es importante conocer lo que particularmente nos interesa y nos motiva a la hora de crear imágenes.