Marina Cano - Desde Africa Y Cabarceno, Con Amor.

Cuando nuestra inspiración emana desde el alma, esta iluminación se transforma un potente caudal en el que confluyen emociones, pasión y sentimientos. El proceso es como un río cuya consumación es la desembocadura en un mar de fotografías como las que firma Marina Cano, protagonista de estas páginas. La fotógrafa afirma que prioriza la captura del sentimiento antes que de la acción, pues la ternura es condición sine qua non para pulsar el disparador.

Marina Cano vive ligada al arte desde sus primeros pasos. Profesora de música de profesión, pasó de vivir entre partituras, claves de sol o compases 2/4, a hacerlo entre cámaras, objetivos y fauna saln vaje. Observando sus fotos, denotamos el empeño del que hablamos en las primeras líneas, el de colmar de sentimiento cada uno de sus trabajos. Después de esta entrevista también nos hemos dado cuenta de que Marina mima de la misma forma cada una de sus palabras, dotándolas de suma delicadeza, transmitiendo una inmensa paz.

—De profesora de música a fotógrafa. ¿Qué te hizo sentir la fotografía para que decidieras “colgar la flauta” y armarte con la cámara para recorrer el mundo?

—La fotografía siempre estuvo latente en mí desde los 17 años, cuando cogí la cámara de mi padre por primera vez. La música es una forma de expresión excepcional, pero es con la fotografía, sin embargo, donde me siento completamente realizada. Con la cámara tengo más recursos y posibilidades de llegar a mucha más gente que con la flauta.

—Tu primer contacto con la fotografía fue siendo solo una niña cuando acompañabas a tu padre en las sesiones de revelado. Fotográficamente hablando, ¿qué recuerdos conservas de aquellos años sin los que tu trayectoria no hubiera sido la misma?

—Para entonces, el mundo de la fotografía era lúdico para mí, era mágico.