El diablo somos todos – Plática con Everardo González

Triunfadora en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara y los Premios Fénix, La libertad del diablo es la más reciente mirada que el documentalista mexicano ofrece a una problemática política y social: la forma en que la violencia emanada por el narcotráfico resquebraja tanto a sus víctimas como a sus victimarios. A partir de entrevistas directas, los testigos de la historia –ocultos bajo una máscara que les cobija en la libertad del anonimato– narran episodios escabrosamente dolorosos, que ahora podrían esparcirse a más partes del país a causa de la ya aprobada Ley de Seguridad Interior, que permitirá al ejército intervenir en situaciones que el presidente mismo considere que son una amenaza a la seguridad. El cineasta, claro está, tiene una opinión fuerte al respecto.

- Por Mabel Salinas

Tomando en cuenta tu trayectoria como documentalista, ¿cómo concibes la relación entre cine y política?

Todo el arte está vinculado a lo político, pero además es una posición política en sí misma. En mi caso, estoy convencido de que elegir el documental por encima de la ficción para expresarme es doblemente un acto político. Todo lo que he hecho de alguna manera tiene que ver con eso.

¿Crees que el documental estuvo listo en un momento propicio: cuando aún se debatía en nuestro país la Ley de Seguridad Interior?

Llegó efectivamente en un momento en donde se debatía la Ley de Seguridad Interior, que es prácticamente una petición del Ejército a las Cámaras para encargarse de la seguridad. Tiene mucho que ver, porque uno de los errores que trata esta película es la vulnerabilidad en la seguridad, que de alguna manera orilla a la corrupción. Habla del gran riesgo de tener a cuerpos que no necesariamente se dedican a hacer labores policiacas, patrullando las calles e investigando civiles.

Gael García Bernal, Diego Luna y tú proyectaron la película afuera del Senado. ¿Tuvieron alguna reacción por parte de algún político?