Califonia, comer, beber, reconectar

Parece que todos los viajes deben tener un propósito. El de éste era muy claro: seguir los pasos de la Generación Beat en San Francisco, probar las uvas que han hecho a Napa tan famoso y encontrar en Lake Tahoe un espacio de relajación. California es, sin duda, el mejor estado para encontrar multiplicidad de opciones y aventuras. Por lo que un roadtrip en esta parte del estado es ideal para unas vacaciones.

San Francisco es para caminarse, para admirarse y para andar en bici. San Francisco es para escuchar jazz y leer. La ciudad recibe a los visitantes con lugares como Super Duper Burguers para la primera comida. Luego una caminata por el Museo de Arte Moderno de San Francisco empieza a dar una buena introducción acerca de las expresiones artísticas de la zona desde las décadas de los 50 y 60 hasta la actualidad. Para cerrar el primer día nada como tomar un trago en uno de los lugares iconos de San Francisco. Black Cat ha estado abierto desde 1906 y mantiene todavía esa vibra clásica. Es un lugar donde cada noche ameniza una banda de jazz al mismo tiempo que se puede beber una copa de vino de su extensa carta curada de manera artesanal.

En general, esta ciudad se distingue por llevar a las mesas de sus restaurantes y bares los vinos que se producen en la zona vecina de Napa. Esta ciudad también adora el café. No puede hablarse de una visita literaria si no se hace una parada por el Beat Museum que en su lema reza “If you haven´t visited the beat museum you don´t know Jack”. El museo está plagado de objetos pertenecientes a la generación: manuscritos, libros, fotos y más. Para hablar del Beat Museum es necesario hablar de sus colecciones vintage book; cuyas principales obras son de Neal Cassady, Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. En la zona aledaña al museo todo se refiere a la generación beat, a la literatura de contracultura de los años 50.

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