El nido de Quetzalcóatl – Arquitectura orgánica con raíces mexicanas

Como todo arquitecto, Javier Senosiain partió de proyectos con formas ortogonales para cambiar de idea al realizar su proyecto de tesis.

- Ingrid Cubas. Fotos Francisco Lumbert

Al tratarse de un centro deportivo quiso respetar la fluidez y libertad características de los deportes para experimentar con construcciones curvas al mismo tiempo que comenzó a involucrarse con la relación que distintas especies mantienen con su hábitat, adaptado a su cuerpo y sus necesidades; este fenómeno se repite en todo tipo de animales, a excepción del hombre. Fue así como el arquitecto optó por realizar obras basándose en los principios de la arquitectura orgánica y desarrolló estructuras de formas libres que además de alojar a sus habitantes, tomaran en cuenta aspectos físicos y psicológicos que los beneficiaran. A su parecer, la tecnología puede ser buena o mala según la usemos, es por eso que ha optado por emplear materiales naturales como barro, piedra y tierra que son más nobles.

En el caso del nido de Quetzalcóatl, el proyecto arquitectónico comenzó con la necesidad de crear 10 departamentos en un terreno de 5000 m2 que cruza una cañada en diagonal. Se hizo una maqueta con las curvas de nivel y el levantamiento de todos los árboles en el lugarpara posteriormente pasar un f lotador de niños que fungiera como puente que se extiende por la zona. Se trataba de que hubieran dos casas, una abajo y otra arriba que se irían acomodando de acuerdo a la vista y la orientación.

Ya que habían cuevas, se probó colocar la cabeza de una serpiente en una de ellas y de pronto el parecido a una serpiente como resultado final de la obra era imposible de ignorar, así que agregaron una forma que simula su cascabel a la altura del estacionamiento.