50 Años de ser Lili Estefan

Hermosa, con una sonrisa contagiosa y una altura ideal para alcanzar el cielo con sus manos. Su carisma, más que intimidar, provoca que uno quiera ir corriendo a abrazarla y reír a carcajadas de cualquier cosa. Sin embargo, detrás de toda esa alegría, hay una sensibilidad abrumadora y un pasado con cientos de obstáculos que, por fortuna, no impidieron que se convirtiera en quien es: una reina de la televisión.

- Dulce Villaseñor

VANIDADES ¡Cumples 50 años y los festejas con salir en Vanidades!

LILI ESTEFAN Es un sueño hecho realidad, porque es la revista que yo veía cuando era niña. Me acuerdo que en ese entonces, en la portada, estaba la princesa de Mónaco, y reflejaba que era una sociedad inalcanzable. Ahora vivimos una realidad totalmente diferente; lo más lindo es inspirar a otras mujeres de mi edad. Creo que la sociedad nos permite vestirnos, actuar, trabajar y seguir adelante de acuerdo con nuestro espíritu. Una de 50 puede lucir de 40.

VA ¿A qué edad empezaste trabajar?

LE A los 17, 18 años, en Sábado Gigante, donde tuve la oportunidad del siglo, porque fue el programa pionero de la televisión en español en Estados Unidos. Recuerdo como si fuera ayer haber ido a la prueba. El programa se convirtió en uno internacional; nos veían 80 millones de personas.

VA ¿Siempre supiste qué querías hacer?

LE Sí. De niña me imaginaba en la tele. Salí de Cuba a los 13 años, y soñaba que regresaba y era famosa, con el pelo largo. Me imaginé varias veces que volvía a Nacho Martín, la escuela donde estudié la primaria. Todavía pienso que voy a hacerlo.

VA Justo leí que tras la muerte de Fidel Castro, te encantaría regresar a Cuba…