Los Divorcios Controvertidos

La palabra ‘separación’ ya no asusta a nadie, pero hay rupturas que han puesto a temblar a las monarquías.

- Mari Rodríguez Ichaso

Cuando en 1955 la bella prin-cesa Margarita de Inglaterra sacrificó su relación con el ca-pitán Peter Townsend (¡el amor de su vida desde muy joven!, porque una princesa no podía casarse con un divorciado), todo el mundo sintió una enorme lástima. La pobre fue de modo cruel, forzada por su hermana, la reina Isabel II, y por el inflexible gobierno de Reino Unido, a abandonar sus planes de boda, ¡y a no ver más a su amado!

Los fanáticos de la realeza recuerdan aquello como un acto horrible, y lo cierto es que hoy día nada de eso hubiera sucedido. Los royals se divorcian, se casan con divorciados, se vuelven a divorciar... ¡y todo sin el menor escándalo! ¿Se dan cuenta de cómo han cambiado las cosas?

Rompimientos legendarios

La propia princesa Margarita se desmayaría al ver que en su propia familia real las rupturas abundan. ¿Ejemplos? El escandaloso divorcio (¡incluidas confesiones de infidelidad mutuas en la TV!) del príncipe Carlos y la princesa Diana, y el nuevo matrimonio del primero, después de años de adulterio, con la también separada Camilla Parker-Bowles, muy respetada duquesa de Cornwall y ahora ‘abuela postiza’ de los hijos del príncipe William. O el de la princesa real Ana (hija de Isabel II) de su marido Mark Phillips y su segundo matrimonio con Timothy Laurence; el uberescandaloso divorcio del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, duquesa de York, y otros. Y si viera que en el trono de España está la reina Letizia, una plebeya divorciada, ¡se desmayaría!