Demna se quita la máscara

Es el diseñador más influyente de la última década, pero también el más controvertido. Hoy, el director creativo de Balenciaga se encuentra explorando una sorpresiva fuente de inspiración: la felicidad.

-  SAMUEL HINE

Empieza la primavera en la capital francesa y Demna Gvasalia, el enigmático director creativo de Balenciaga, se levanta de un salto de su silla. Está en un showroom muy iluminado, examinando a un modelo encorvado con un mullet. El desfile de invierno 2024 de Balenciaga es dentro de dos días y él lleva horas aquí haciendo los últimos ajustes a cada look que desfilará en la pasarela.

¿Han visto documentales sobre casas de alta costura? Los monasterios tienen una atmósfera más dinámica. Pero este showroom, que ocupa un antiguo hospital del siglo XVII y tiene techos abovedados, parece una pijamada para adultos, con un soundtrack de techno ensordecedor. Al igual que Demna, casi todos traen puestos pants de diseñador. Me piden no molestarlo cuando está concentrado, así que me hago a un lado y observo la coreografía creativa al centro de la casa de moda de lujo más radical en París, valuada en más de dos mil millones de dólares.

Me cuentan que la colección es sumamente personal para Demna, está llena de florituras que robó de su propio clóset y referencias a sus experiencias como diseñador de moda, que comenzaron en circunstancias improbables en la Georgia soviética y han desembocado aquí, en donde el diseñador de 43 años se lleva los dedos a las sienes de su cabeza rapada como si contemplara los secretos de la fisión nuclear. El look de jeans y suéter con cierre que lleva puesto el modelo no es complicado, pero se entiende la concentración intensa de Demna. Después de un periodo en el que Balenciaga se hizo viral por los motivos equivocados, el diseñador espera coronar esta recuperación tan definitoria para su carrera recordando, una vez más, lo mucho que ha contribuido al progreso de la moda en la última década.