Azul Cozumel

Este destino mexicano tiene mucho que ofrecer, así que vale la pena visitarlo sin prisa.

- SANDRA NOTARIO GARCÍA

Las aguas que bañan Cozumel son indescriptibles. Podría decir que me enamoraron, pero eso no es suficiente (y mucho menos para mí, que soy periodista y adoro nuestro idioma). Son turquesa y se mezclan, inesperadamente, con tonos muy intensos. Eso sí, siempre calmas y transparentes. Por eso las he bautizado así: azul Cozumel, porque no se parece a nada y son tan magníficas como se pueden soñar.

Confieso que había ido a la isla un par de veces en viajes rápidos. ¡Cuánta injusticia! Ahora sí la descubrí como merece: con tiempo y sin prisa. Y es que, aunque muchos tienen la idea de que este destino da para un día mientras el crucero zarpa a otro puerto, o de ida y vuelta mientras se hospedan en Playa del Carmen, no hay nada más alejado de la realidad.

Lo cierto que Cozumel es punto y aparte. Tiene vuelos directos, toda la infraestructura necesaria para una linda luna de miel e incluso, para una boda.

Nosotros nos hospedamos en un hotel relativamente nuevo y con toda la onda del mundo: B Unique. Sus suites son amplias, con toques modernos y aderezados con artesanía mexicana. La vista al mar es envidiable (incluso desde la cama), las albercas son un plus y la comida, exquisita. Si lo solicitas, pueden hacer para ti una ceremonia maya bellísima y por favor, no dejes de visitar las hamacas que parecen flotar sobre el mar y cuelgan sobre el risco. Un atardecer ahí, de verdad, no tiene precio.