Cierra Tu Empresa (Aunque Duela)

Terminar con el negocio de tus sueños no es nada agradable, sobre todo si encima del duelo emocional tienes que realizar una serie de trámites y pagar notarios. Una reforma a la Ley General de Sociedades Mercantiles está por cambiar este panorama.

Si hacemos memoria, en las últimas décadas es muy común leer en los periódicos que una multinacional está en bancarrota y necesita un plan de reestructuración financiera. Ejemplos como el de Toys “R” Us, la mayor tienda de juguetes en Estados Unidos; Blockbuster o Enron, nos muestran que en cualquier industria los gigantes no son intocables. Aunque también compañías como Iusacell, Comercial Mexicana o Geo han mostrado que con un buen plan de reingeniería financiera se puede sobrevivir y volver a entrar al juego.

Estar en bancarrota no significa que las empresas, al menos las multinacionales, cerrarán sus puertas de manera inmediata. Sin embargo, para los emprendedores esa situación representa una sola cosa: el cierre automático de la empresa. ¿La razón? Muchas micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) no han alcanzado ese punto de equilibrio en el que puedan salir a buscar accionistas que financien su deuda. Las cifras así lo demuestran: siete de cada 10 compañías en el país “bajan la cortina” en sus primeros cinco años de vida, de acuerdo con informes del estudio Esperanza de vida de los negocios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sin embargo, para cualquier emprendedor dar por terminado un sueño, o parte de él, antes de tiempo, representa no sólo un golpe emocional sino, también, uno financiero. De acuerdo con estudios de la Asociación de Emprendedores de México (Asem) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), cerrar una empresa en el país puede llegar a costar hasta 40,000 pesos y tardar dos años, lo cual obstaculiza la posibilidad de que los emprendedores vuelvan a iniciar un negocio y perpetúa, en muchas ocasiones, la informalidad.