Los detalles de cómo ‘Game of Thrones’ convirtió a Emilia Clarke en una guerrera en la vida real
UNA TARDE DE LUNES LA REINA SE ENCONTRABA TOMANDO TÉ. “¿Podría ser más inglesa aún y pedirte un Earl Grey?”, pregunta Emilia Clarke, cómodamente sentada en un sofá de piel en su hotel de Manhattan. El joven y amable mesero asiente, no deja ver si es consciente de estar en presencia de Khaleesi, la Madre de los dragones y la legítima heredera de los Siete Reinos. Después de seis temporadas de la serie de HBO, Game of Thrones –el fenómeno cultural que ha llegado a más de 170 países, inspirado cientos de tatuajes y nombres de bebés, además de probar que es por mucho el programa más popular del canal con una séptima temporada recién estrenada– es muy probable que lo sepa. Clarke sonríe y recoge los pies. “Soy de lo más incómoda cuando me reconocen”, confiesa. “La gente me dice: ‘¡Hola!’ Y yo sólo grito: ‘¡Dios, hola! Lo siento’”.
La primera vez que conocí a Emilia fue en 2013, la actriz tenía 26 años y era aún relativamente desconocida sin su peluca rubia. En esos momentos tampoco parecía tener nada en común con su personaje, la mágica reina-guerrera. Por esas fechas permanecía en estado de shock, sin creer que había conseguido el trabajo, siendo éste su tercer rol en el mundo de la actuación. “Estoy dolorosamente consciente de qué tan rápido puede desaparecer todo esto”, comentó la vez que nos vimos en un camerino de Broadway, cuando ensayaba para su papel de Holly Golightly en Breakfast at Tiffany’s.
Denne historien er fra AGOSTO 2017-utgaven av Rolling Stone - México.
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