Maya Angelou, muchas vidas, una sola alma

En un mundo que parece cada vez más oscuro, la luminosa historia de esta prodigiosa mujer nos demuestra que, aun en la adversidad, es posible encontrar fortaleza.

- Por Rodrigo De Alba

A principios de los años 30, una pe-queña de tres años y su hermano de cuatro fueron puestos por sus padres en un tren con rumbo a Arkansas. Viajaban solos y sin la supervisión de adulto alguno, y de manera milagrosa arribaron sanos y salvos a su destino. Con el tiempo, la niña sería conocida como Maya Angelou y, justo en esta anécdota, totalmente cierta, podemos encontrar un reflejo de lo que sería su vida: una travesía por momentos incierta, en otros peligrosa y difícil, pero que no solo llegaría a buen fin, sino que incluso la haría vivir muchas vidas en una sola. Y es que la protagonista de esta historia fue activista, escritora, poeta, periodista, bailarina, actriz, la voz de una comunidad, cantante e, incluso, confesaría con una brutal honestidad, prostituta y madame. Sin embargo, si una palabra la puede definir es pionera.

UN CURIOSO RITUAL CREATIVO

A quienes les interesa escribir, quizá puedan copiar el ritual de Maya: ella se registraba en un cuarto de hotel del que previamente se había eliminado cualquier pintura, foto o adorno que pudiera distraerla. Llegaba temprano, con una botella de jerez, un diccionario, la Biblia y una baraja para jugar solitario. Trabajaba en la cama, anotando sus ideas a mano. Por la tarde, ya en casa, repasaba lo escrito y, al final del día, tenía tan solo tres o cuatro páginas, aunque eso sí, muy bien escritas.

Maya solo tuvo un hijo varón; sin embargo, escribió Carta a mi hija (2008), dedicado a las jóvenes y en el que las encauza a vivir una vida con significado.