BAZAR

Estilo que inspira a generaciones, conexiones históricas entre el glamour y la pantalla, leyendas vivas que evolucionan: una mirada singular a la cultura que traspasa el tiempo tras la mágica lente de una marca que no entiende de imposibles. Esto es Harper's, yes BAZAAR.

- Alberto Pinteño

SE SENTÓ EN EL sillón de polipiel frente al televisor. Todavía hacía calor en el pueblo de Sant Antoni de Vilamajor, la comarca del Vallés oriental catalán adonde se habían mudado desde el barcelonés barrio de Gràcia. Era 1996, tenía apenas 7 años; los pies casi no le llegaban al suelo. Sintonizó el canal y, de repente, quedó atrapada viendo cómo una nube de humo engullía a una señora que, segundos más tarde, aparecía saliendo de aquella misma fumata caracterizada como Céline Dion. Con la misma nariz. Con el mismo pelo. Con distinta voz. Pero todos los focos, las cámaras y los aplausos iban hacia ella.

—¿Qué es esto, mami?

—Lluvia de Estrellas, Úrsula.

—Eso, una estrella. Eso es lo que quiero ser…

Hemos regresado a Barcelona. A la ciudad que la vio nacer hace 35 años. Con la particularidad de que aquel pueril deseo hizo que hoy estemos sentados cara a cara con una de las estrellas españolas más conocidas en todo el mundo. 20 películas, más de 22 series de televisión y un sinfín de premios –incluido el Ondas– han forjado la carrera internacional de una actriz que no puede andar disimulando las miradas por el aeropuerto de Tokio, que es reconocida hasta en el último rincón de Capri o que la mismísima Madonna la intercepte en un avión para hacerse un selfie con ella y la saque a bailar en su último concierto en la Ciudad Condal. Ah, y que vaya a contarlo al late night show de Jimmy Fallon.

Pocas personas pueden presumir de una meteórica trayectoria, máxime cuando desde que naces las cosas vienen de lado. Porque nunca le fue fácil. Porque nació en una familia que le dio todo, aunque ese ‘todo’ no era más que humildad. Porque se construyó desde la cultura del esfuerzo de un padre carpintero y una madre coraje que vendió pescado, flores, colchones…, limpió casas y hasta estudió para tanatopractora.