La planta matriz de Royal Canin en Aimargues, Francia, alberga un laboratorio de análisis, el centro de investigación y desarrollo, y las oficinas centrales de la compañía. Allí ‘nacen’ muchos de los alimentos que luego vende en todo el mundo.
Es verano en Aimargues, al sur de Francia, y el in-tenso calor resulta difí-cilmente soportable. Por eso, un grupo de perros opta por disfrutar de un chapuzón en una alberca: mientras dos labradores negros salen de ella, otros dos toman impulso desde el jardín y se sumergen felices en el agua. Es un día más para estos caninos.
En esta especie de ‘campus’ para mascotas viven 160 perros y 190 gatos de diversas razas, y allí cuentan con alberca, un jardín con juegos para entrenamiento, dormitorios y entrenadores que los cuidan las 24 horas, los siete días de la semana. Además, tienen a su disposición un menú gastronómico muy variado: con estos animales, los especialistas de la empresa prueban la digestibilidad y el sabor de los alimentos que produce la compañía francesa. Es un test a ciegas, pues las mascotas pueden elegir entre el alimento de casa o el de la competencia.
“Continuamente estudiamos la fisiología de perros y gatos, y sus necesidades. Nuestro objetivo es mejorar su salud con soluciones nutricionales”, explica Loic Moutault, CEO global de Royal Canin, en la primera visita a planta que esta firma ofrece a un medio mexicano.
This story is from the Septiembre 2018 - 272 edition of MANUFACTURA.
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