RANIA de Jordania

Con 50 años de vida y 20 de reinado, Rania se ha posicionado como la reina consorte que ha desafiado los límites sociales y culturales para romper con los estereotipos que encasillan a su nación, a la libertad y la educación.

- Jorge Alférez

Cuando hablamos de la reina Rania de Jordania, más que pensarla como una monarca de cuento de hadas, resulta más común posicionarla en un campo de batalla, dado su origen palestino, o por el simple hecho de haber nacido y crecido en el corazón del Medio Oriente, el cual constantemente es referente de conflictos.

Asimismo, al estar bajo la influencia religiosa y cultural propagada por el islam, las creencias de los demás, la han llegado a encasillar en una posición de poca libertad. Pero lo cierto es que, gracias a su labor social y humanitaria, que lleva a cabo desde hace más de 20 años, ha sido la voz del cambio, la voz que, en la actualidad, ha abierto el diálogo para ponerle fin a lo antes pensado.

En palabras de la reina: “Etiquetar a los demás es inherente al ser humano. Nos ayuda a darle sentido al mundo en que vivimos, pero las personas resultan más complejas que una simple etiqueta y por ello es que debemos deshacernos de eso, pues al no hacerlo ignoramos la riqueza de los demás”.

Bajo este ideal es cómo a través de múltiples foros y plataformas internacionales, ha compartido su sentir respecto a su país, pues en ellos asegura que la gente de Jordania, al igual que el resto del mundo, quiere paz, igualdad y educación de calidad.