Amores De Talavera Y Mar

La sensación de estar enamorado no es para toda la vida, es una búsqueda constante que puede llegar a la desilusión porque el sentimiento nunca es el mismo, es como el vino: aunque provenga de la misma varietal siempre tendrá una expresión diferente. De las parejas perfectas nos quedan los maridajes, una danza gastroenológica donde se encuentran combinaciones espontáneas a base de prueba y error, y aunque no son para siempre, se quedan en la memoria.

- Raquel Del Castillo 

Liz Galicia

Es una mujer que interpreta la cocina poblana dentro del Mural de los Poblanos. La gastronomía gestada entre platos de talavera, rezos conventuales y angelitos regordetes es una pasión, debido a la complejidad que hay en el mole y los chiles en nogada, por mencionar algunos. “Es el lado barroco de nuestra cocina, aunque también hay cosas sencillas como las chalupas, que constan de tortilla, salsa, carne deshebrada y salsa”, comentó Liz, quien también aseguró que más allá de los guisos conventuales, lo que Puebla aporta a la culinaria mexicana son los pipianes y los antojitos a base de maíz. En su día a día, enfatiza el uso de las brasas para tatemar y los comales para tostar, además de los tiempos de cocción largos, porque sólo así se logra resaltar los sabores de cada ingrediente cuando se integran en una receta.

La importancia que tienen los restaurantes, desde su punto de vista, es que dan la oportunidad a las familias poblanas para ir a comer lo tradicional, aquello que antes hacía la abuela y que ya muy pocas personas preparan en las casas, como el mole, los pipianes y los postres. Nos recomendó que en nuestra siguiente visita a Puebla preguntemos por el mezcal local con do, el delicioso licor de pasita acompañado de queso fresco, el champurrado de maíz con cacahuate, el atole de arroz con leche o el agua de guanábana y jamaica, sin olvidarnos de las cervezas artesanales que han surgido en los últimos años.