Quima Oliver

Con el corazón dividido entre el periodismo y la cooperación Quima Oliver escribe su camino. Ha cumplido la mayoría de edad trabajando en Unicef, ya sea en la sede de Cataluña o de Uruguay. Una trayectoria laboral que le ha permitido mostrar realidades, a veces no muy cómodas, pero todas con un denominador común: la defensa de los derechos de los menores. Una defensa que va más allá del discurso y por ello reivindica que una clave para ello es saber ver a los niños y niñas desde otro punto de vista.

Eres periodista de profesión y, de hecho, comenzaste tu trayectoria profesional trabajando en diferentes medios de comunicación de Cataluña.

Empecé en un medio escrito local y luego, como soy una persona muy inquieta y quería hacer periodismo para viajar, cuando acabé la carrera me fui de freelance a las elecciones de Nicaragua del año 90. Después pasé por un canal de comunicación local, por un medio escrito en Andorra, Televisión Española y radio Rumanía Internacional. Quería viajar, conocí mundo y entendía que mi profesión era eso. Creo que necesitaba un tiempo de recorrido y de conocer el mundo que después quería explicar.

Trabajaste de profesora en Uruguay. ¿Surgió de estos viajes?

No. Con la inquietud de viajar, hice una incursión como cooperante porque mi mundo estaba dividido entre el periodismo y la cooperación. Había estado en Bolivia y América Latina me atraía mucho. Pero Uruguay nunca había estado en mi punto de mira. De hecho, lo había evitado porque era el país con tradición más europea y no tenía la atracción que podían tener los países andinos, caribeños o los de América más tradicional. Pero, casualidades de la vida, después de viajar de freelance por Asia y vivir en Londres, probé suerte en Uruguay. Y estuve unos ocho años. Trabajé de profesora en dos universidades de periodismo y de producción audiovisual.

Allí fue cuando empezaste a trabajar en Unicef. Entre la cooperación y el periodismo, ¿ha ganado la cooperación?