Ecatepec, a la sombra del monstruo

¿Qué pasa con una familia cuya hija ha sido víctima de un asesino serial que se perfila como uno de los más cruentos? Penetrar en esa intimidad nos permite recuperar la dimensión humana tras las crónicas escuetas y los números fríos de los sucesos que conforman la ola de violencia feminicida que nos asola.

- Por Maricruz Pineda Sánchez

Los Hechos

El 12 de abril del 2012, el padre de Luz del Carmen Miranda González regresó a casa. Le extrañó no ver a la adolescente y pensó que había salido un momento. Como pasaban las horas y no aparecía, llamó a su esposa. Araceli González estaba en un trabajo que recién había tomado con el objetivo de ahorrar para hacerle a su única hija la fiesta de quince años que tanto anhelaba.

Después de una búsqueda infructuosa acudieron a las autoridades. Ahí les dijeron: “La señorita no se ve de trece años, seguro se fue con el novio; no se preocupen, que ya aparecerá. De todos modos, la denuncia no se procesa sino hasta después de pasadas setenta y dos horas de la desaparición”. Luego de ese lapso, Luz se sumaría a la lista oficial de desaparecidas.

Ante la ineficacia de la autoridad y mientras su esposo trabajaba, Araceli se embarcó en una odisea personal para tratar de encontrarla. En junio del 2017, una vecina le comentó que habían hallado un cuerpo femenino al que le faltaban las piernas. Aunque este tipo de hallazgos es usual en la zona, una oleada de miedo la invadió. Luego de una serie de irregularidades que duraron angustiosos meses, le confirmaron que se trataba de su hija.