Un imperio color negro

Trent Reznor y Atticus Ross, mejores amigos y miembros de Nine Inch Nails, encontraron satisfacción creativa - y un par de premios Óscar - tras replantearse qué podían ofrecer como músicos. Ahora, con una ambición renovada, están imaginando un imperio artístico creado por ellos mismos.

- Por Zach Baron. Fotografìas de Danielle Levitt

Todos los días entre semana, Trent Reznor sale de su casa —una especie de cabaña detrás de un enorme muro blanco en el Westside de Los Ángeles— y se dirige al estudio que construyó en su propio patio. Ahí se reúne con su mejor amigo, socio y compañero de banda, Atticus Ross, para ponerse a trabajar. Reznor y Ross trabajan las mismas horas: de lunes a viernes de 11 a.m. a 7 p.m. “Nunca faltamos”, cuenta Trent. “Nunca llegamos tarde. Nunca perdemos el tiempo”. Es una existencia metódica, estructurada, que Reznor no pudo haber predicho en los años 90, cuando era líder de Nine Inch Nails (NIN) y su éxito lo llevó a las drogas y el alcohol. “Hacía todo por evitar escribir una canción”, dice. “Era capaz de cablear el estudio completo hasta 50 veces”.

Ahora, Trent está casado con Mariqueen Maandig, tiene cinco hijos y varios trabajos. Vive sobrio. Desde 2010, cuando el director David Fincher pidió a Reznor y Ross que compusieran la música para Red social —que les valió un Óscar—, los dos han tenido trabajo continuo componiendo bandas sonoras. Este año, la dupla va a fundar una empresa —aún sin nombre— que gira en torno a la narrativa en distintas disciplinas: producción cinematográfica, moda, un festival de música y un proyecto con Epic Games.