Honolulu

La capital de Hawái, con su oferta de tiendas independientes, cocina fusión y hulas al atardecer bajo los banianos, es tanto un paraíso del Pacífico como un centro cosmopolita. Sumérgete en un microcosmos del cálido espíritu aloha de las islas.

- Por Pól Ó Conghaile

“Cuando un hawaiano dice ‘aloha’, debes res-ponder con energía”, comenta el guitarrista que dirige un grupo de hula en Kuhio Beach. Es una palabra llena de amor, compasión y respeto, un complemento para la vida relajada de la isla. También captura el espíritu de Honolulu, una ciudad de granizados hawaianos y camisas con estampados tropicales, de lanais (verandas) sombreadas, leis (guirnaldas) fragantes y chicos de playa que surfean mientras el sol golpea el agua azul. Los cielos son brillantes todo el año y el océano lo impregna todo, desde pokes frescos hasta historias de los primeros viajeros que llegaron en canoa.

Sin embargo, aloha no excluye una sensación de impulso, como lo demuestra la animada escena gastronómica de fusión de Honolulu y los murales de su distrito artístico Kaka’ako. La zona que alguna vez estuvo definida por almacenes y lotes baldíos ahora es el hogar de SALT at Our Kaka’ako, un moderno mercado de uso mixto y espacio comercial, así como el corazón del festival anual POW! WOW! Hawaii. “POW! significa la fuerza del arte –explica Jeff Gress, artista local y director de operaciones del festival–. WOW! es la reacción”.

Honolulu es enorme para los estándares hawaianos, pero un mero punto en comparación con otras ciudades de Estados Unidos. Su entorno costero en la isla de Oahu, resaltado por un anillo cinematográfico de montañas, se siente a la vez como un puesto avanzado remoto y una encrucijada bulliciosa del Pacífico. Es una ciudad de embotellamientos y dolores crecientes, pero también un lugar donde las tablas de surf se apoyan contra las paredes de la oficina y todo el mundo usa slippahs (sandalias).