ESPECIAL FELIPE DE EDIMBURGO - EL ÚLTIMO PRÍNCIPE

La larga vida de Felipe de Edimburgo es como un cuento de hadas en el que no faltaron las aventuras, la intriga, una guerra y el amor de una princesa. Éste es nuestro último adiós a un royal como no volverá a haber ninguno.

- SANDRA MENESES MORALES

Inglaterra se vistió de luto. Había muerto el último de sus grandes príncipes y no sólo por ser el esposo de su más grande reina. Ese 9 de abril de 2021, la gente comenzaba a dejar flores fuera del Palacio de Buckingham en señal de respeto y luto, a pesar de los llamados de la Corona a quedarse en casa y escribir en el libro virtual de condolencias. Todo en medio de la pandemia y del deseo del marido de Isabel II de no tener un funeral fastuoso, el cual planeó años atrás con ese espíritu despreocupado, pragmático y antisolemne que lo caracterizaba. El duque Felipe de Edimburgo fue un hombre de su tiempo y a la vez una especie de ser del Renacimiento, el último royal de una época de princesas y príncipes que no volverá.

El bebé Felipe dormía dentro de una caja de naranjas en un buque de la armada británica enviado por un pariente lejano, el rey Jorge V de Inglaterra. Junto a él estaba su madre, Alicia, bisnieta de la reina Victoria y esposa del hermano menor de Constantino I, soberano de Grecia y nieto del rey Christian X de Dinamarca.

Este origen real no le sirvió de nada al príncipe Andrés, el padre de ese bebé de apenas año y medio, al contrario. Era diciembre de 1922, Grecia era políticamente inestable y Constantino I tuvo que abdicar. Andrés fue juzgado y encarcelado; sin embargo, obtuvo el indulto a cambio de desterrarse para siempre junto a Alicia, su esposa, y sus hijos: Margarita, de 17 años; Theodora, de 16; Cécile, de 12; Sophie, de ocho, y Felipe, que acababa de nacer apenas en 1921 en la isla griega de Corfú.