De Bo Da En Sin Ga Pur

Entre el Occidente y Oriente de Locamente millonarios

- Gabriela Damian Miravete

Supimos que éste sería un viaje destinado al asombro desde que en Los Ángeles abordamos el avión que nos traería a Singapur. Camino al hotel, la luz radiante de la mañana ilumina calles limpias y ordenadas, repletas del verdor despeinado de la vegetación. No hemos oído nunca el canto de esas aves, aunque el aire cálido sí que lo hemos sentido antes, en el Caribe. Después de todo, Singapur está a nivel ecuatorial.

La locación de la comedia Locamente millonarios es un exclaustro católico de estilo gótico de mediados del siglo XIX, conocido por sus iniciales: CHIJMES (Convent of the Infant Jesus Middle Education School). Hoy funciona como un complejo de tiendas y restaurantes, además de escenario de elegantes bodas. Es prueba viviente de que en Singapur todo es una mezcla de lo antiguo y lo nuevo, Oriente y Occidente, palpitante modernidad y presencia ancestral. Esa mezcla produce tanto dicha como conflicto y de eso justo se trata la película escrita por Kevin Kwan, que narra la historia de amor entre Rachel Chu (Constance Wu) y Nick Young (Henry Golding), quien la invita a una boda familiar en su natal Singapur.

Ahí, Rachel se enfrentará con que Nick proviene de una de las familias más pudientes del país, por lo que a su suegra no le agrada la idea de que su hijo ame a una “plebeya”. El libro fue un bestseller precisamente porque echó una mirada más amplia y auténtica hacia un sector de la cultura asiática (incluyendo a las "personas Banana": las que son amarillas por fuera, pero blancas por dentro). Nina Jacobson, la productora, lo plantea así: “¿Qué pasa cuando el hijo que mandaste a estudiar al extranjero regresa con valores distintos a los que le inculcaste?”.