Norfolk

Como un hilo dorado contra el mar del Norte, las saladas costas septentrionales de Norfolk son un punto culminante del litoral inglés. Recorre el camino hacia el este, desde las marismas de Brancaster –hogar de algunos de los mejores mariscos del país– y a través de las calles de Cley next the Sea, hasta la ciudad de Cromer y su gran muelle que se adentra en el oleaje. Entre estas pintorescas paradas se encuentra un paisaje apacible y sereno, donde el viento y el agua han moldeado la vida de los lugareños durante siglos.

- Po Richard James Taylor. Fotos por Richard James Taylor

Brancaster es sinónimo de mariscos, en especial de los mejillones que prosperan en las marismas de este tramo de costa.

Muchas de las familias que cultivan bancos de mejillones lo han hecho durante generaciones, y trabajan con el tiempo y la marea para hacer prosperar una apreciada variedad conocida como Norfolk Blue.

Estos mariscos son un platillo fijo en los menús locales de restaurantes como The White Horse, en Brancaster Staithe, conocido por su versión del clásico moules marinière que se sirve con vistas a los estuarios donde se cosechan los mejillones.

A medida que la costa avanza hacia el este, Blakeney se aproxima.

El pueblo es la puerta a la Reserva Natural Nacional de Blakeney, que alberga la mayor colonia de focas grises de Inglaterra.

Los guijarros, las marismas y las dunas de arena son el terreno perfecto para la reproducción de estos mamíferos, que llegan a la costa para parir entre noviembre y enero.

Es posible admirar a las criaturas desde una distancia considerable durante una excursión en barco con Beans Boats.

La familia Bean dirige recorridos en este rincón del condado desde los años treinta del siglo xx.

A orillas del río Glaven, Cley next the Sea es un pintoresco conjunto de casitas de piedra y calles estrechas.