Dios, Mi Sanador

Amanda Lovvorn es madre de tres niños: hijas, Lilagene y Harbor, e hijo, Easton. Ella está envuelta activamente en el ministerio de campamentos del estado de Tenesí, y en la actualidad estudia una licenciatura en Educación.

- Amanda Lovvorn

La prueba salió positiva, tal y como lo esperaba. Nuestra hija se convertiría en hermana mayor y nosotros estábamos sumamente emocionados. No podíamos esperar a compartir la noticia emocionante con nuestras familias, y después con todo el mundo. El embarazo comenzó como el primero: con vómitos. Yo pensaba que las náuseas y los malestares se desaparecían pronto, pero no se fueron. Pasé casi todos los nueve meses enferma, hasta el mismo día en que nació nuestra bebé. Sin embargo, como asentiría toda madre, todo vale la pena una vez vemos sus cachetes y su pequeña nariz. Como si el día del nacimiento de nuestra segunda hija no hubiese sido lo suficientemente emocionante, le ofrecieron un trabajo a Jonathan (mi esposo) en Cleveland, Tenesí. Él lo aceptó y nos preparamos para mudarnos. Dejamos todo lo que teníamos y a todos los que conocíamos para embarcarnos — nuestra familia de cuatro— en esta nueva jornada. Rentamos un apartamento y nos preparamos para el primer día de trabajo de Jonathan, el 1 de mayo de 2016. Ese primer día estuvo lleno de sentimientos de júbilo porque nuestra oración había sido contestada; sin embargo, esa emoción pronto se disipó.