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Axel Catalán
Aislado en el entorno salvaje
Metronomy
El loop del presente
Los Pao Paos
Compas llaneros, surrealistas garageros
Multiforo Alicia
“Ya hicimos lo que nos tocaba, que lleguen los relevos”
The Horrors
Las brechas estridentes
St. Vincent – Un acto mágico de desdoblamiento
“¡Sí!”. Annie Clark contesta entusiasta, recalcando cada letra. Y dice: ¡sí! De hecho, es posible escuchar cómo traza signos de admiración cuando se le pregunta, ¿eres tú, Annie? Al otro lado del cable telefónico, en efecto, la de Daddy's home se esfuerza por evadir la interferencia mientras habla de su más reciente acto artístico; ¿una película, un falso documental, un oblicuo diario de carretera, una pesadilla risueña? Como sea, que su artífice acepte ser Annie Clark, con tal firmeza, “¡sí!”, es un alivio. Porque tras ver The nowhere inn uno se queda pensando dónde acaba la artista y comienza el ser humano; a qué realidad obedece la primera y cuáles artificios obnubilan al segundo.
My Morning Jacket – La reverberación amorosa
Para Jim James, la pandemia simplemente acentuó una tendencia que ya lucía irrefrenable: “muchos estábamos intercambiando nuestra vida real por las redes sociales, intercambiando nuestra consciencia por drogas”, sugiere el músico; “si sólo las usáramos (las redes sociales) cinco minutos al día para, por ejemplo, saber cuáles discos han salido últimamente…”, avanza James, seguramente dibujando en su mente el más reciente plato de My Morning Jacket, el noveno grabado en estudio por la banda. Una obra de título homónimo que, como droga intravenosa, cual like del crush en turno, se integra al torrente sanguíneo en pocos segundos. De éste y otros temas el propio Jim habla desde Seattle, mientras calienta los músculos para encimarse la guitarra y subir a escena.
Arcane – La expansión del universo de League Of Legends
A más de diez años de su fundación, Riot Games da un paso adelante con Arcane, su primera serie televisiva. Nada menos que una historia basada en el mundo que hay detrás de League of Legends; un trabajo pleno de animaciones impactantes, poseedor de una narrativa diseñada meticulosamente con tal de que el espectador dude a la hora de parpadear mientras Jinx & Vi se desenvuelven en la pantalla.
Circuit Des Yeux - Las dimensiones artísticas del duelo y la pérdida
Haley Fohr compuso el sexto disco de su proyecto Circuit Des Yeux desde un lugar muy oscuro mental y emocionalmente. Fracasó en un intento primario por hacer una obra esperanzadora y así nació –io, donde la pérdida se reflexiona para brindarle una dimensión artística imponente.
Elbow
SOBRIEDAD Y EUFORIA, VIDA Y MUERTE
Izal - Vivos que se levantan de la tumba
A una década de su formación, la banda con centro de operaciones en Madrid concreta su quinto álbum al hilo, Hogar. Una obra grabada entre los paisajes de la Sierra de Tramontana, Mallorca, y el ambiente citadino de la capital española, mientras que la mezcla tuvo lugar en “el espectacular laboratorio” londinense de Brett Shaw (Lady Gaga, Florence and The Machine, Foals). Una colección de temas que según Mikel Izal, con la aprobación de Alejandro Jordá, Iván Mella y Emanuel y Alberto Pérez, aborda emociones a flor de piel como nunca antes en el repertorio de un combo cuya existencia ya podría irse definiendo como milagrosa.
PETITE AMIE - PRODIGIO PANDÉMICO (Y AMISTOSO)
El aislamiento por COVID-19 fue un período bastante complicado para todos, aunque a la vez sirvió para abrir nuevas puertas y enseñarnos a conectar con el mundo de formas que quizá nunca hubiéramos imaginado. Tal es el caso de Petite Amie, proyecto que surge de la necesidad de encontrar un lugar seguro en la música y la amistad, justo cuando todo se está derrumbando. Si bien Carlos Medina, Aline Terreine, Isabel Dosal, Santiago Fernández y Jacobo Velázquez ya tocaban antes del encierro por el simple gusto de pasar tiempo juntos, sólo necesitaron de una alineación de estrellas para que la magia ocurriera por completo.
En el aire por la noche La resaca pandémica desde Chile
Se han cumplido unas semanas desde que se eliminó en Chile el estado de catástrofe decretado por el Gobierno a raíz de la pandemia, terminándose así con el toque de queda impuesto en todo el territorio desde marzo de 2020. Junto a mi familia acudimos a un nuevo restobar, surgido de las cenizas del anterior que no pudo resistir la pandemia. Pese a que contábamos con todo el tiempo del mundo para regresar a casa, llegamos al pub a las 20:00 hrs. Tras mostrar nuestro pase de movilidad en la recepción, elegimos una mesa en la amplia terraza y nos tomaron nuestras ordenes. Había muy pocos comensales y en la pantalla gigante Phil Collins comenzaba a cantar “In the air tonight”.
De la playa al Village Sacudiéndose el confinamiento
Entre el 21 de marzo de 2020 y el 14 de septiembre de 2021 hay casi 19 meses, los mismos que conformaron el confinamiento que me vi obligado a llevar para sortear la pandemia que nos ha caído encima como una avalancha inmisericorde. Ese día, martes, finalmente me vi abordando un avión, aún temeroso aunque con el ánimo de quien quiere dejar atrás una catástrofe. Mi destino era Medellín, Colombia, ciudad a la que volvía para tomar parte de Circulart, el mercado musical que se lleva a cabo anualmente en la misma y del cual su edición pasada había sido, tal como la de todos los festivales y mercados musicales sin excepción, virtual.
El país de las calles sin nombre Una novela para nuestra Centroamérica violenta y empobrecida
Con una estancia considerable en la CDMX, José Adiak Montoya, originario de Nicaragua (1987), ganó lectores y atención mediática con la novela Lennon bajo el sol (Ed. Tusquets 2017), donde hace uso de la ficción para poner al beatle como un activista nicaragüense. Ahora presenta El país de las calles sin nombre (Seix Barral, 2021), novela en la que nos transporta a la Nicaragua contemporánea, un país que sigue padeciendo los estragos de la guerra, la violencia y la migración forzada. Marvin conversó, a propósito de estos temas, con este interesante escritor centroamericano.
Un karma instantáneo y resonante – Zoé
León Larregui toma el teléfono al otro lado del Atlántico. Está por subirse a un avión con dirección a París. Se anuncia contento, pues aguarda al mismo tiempo el despegue de otro vuelo en cuyo pase de abordaje se ha impreso un sello que reza Sonidos de karmática resonancia, nada menos que el título del séptimo álbum en estudio que el músico ha creado junto a Sergio Acosta, Ángel Mosqueda, Rodrigo Guardiola y Jesús Báez. “Este disco tiene qué ver con la pandemia, con el tiempo que hemos tenido para reflexionar y recapitular existencialmente. Esta vez no se trata de un viaje planetario, sino de uno psicológico”, explica Larregui mientras, tras sus palabras, se oyen aeronaves alejándose del suelo.
Lázaro Cristóbal Comala – Tonadas de alacranes y mezcales
“Sólo escribo cuando estoy borracho. No hay de otra. Así hago la música y la letra de mis canciones: ebrio. Soy un bebedor solitario que no vive excesos fiesteros, sino introspectivos”. Lázaro Cristóbal Comala se presenta de este modo, pasando el antebrazo por la barbilla, quejándose de que lleva un mes sin probar una gota de alcohol; un espacio de sobriedad que ha aprovechado para grabar Belmont, un álbum doble que le hace honor a su cantina favorita, ubicada allá, en su natal Durango.
¿Viva México cabrones? La insoportable ignorancia alrededor del metal Azteca
El subterráneo es el lugar ideal para un movimiento como el metalero. Porque cuando los grandes reflectores lo alumbran, tiende a echarse a perder. Pero una cosa es que no se masifique y otra muy diferente que se ignore, se relegue y se discrimine.
Rock mexicano: ¿vive en estado vegetativo?
Cincuenta años después del Festival de Avándaro, el cual representó el inicio de una de las crisis más fuertes que ha atravesado el rock mexicano, la actualidad de éste es cercana al estado vegetativo. Es una situación no privativa de nuestro país; a nivel mundial el género atraviesa uno de sus peores momentos y parte de ello se debe al resquebrajamiento de la industria musical comenzado hace diez años.
Diles que no me maten – Una entonación espástica
Diles Que No Me Maten responde con música y poesía, con la creación de situaciones, ante la posibilidad de transformar la cotidianidad de la Ciudad de México. La banda abona el terreno con La vida de alguien más, un disco que verá la luz en otoño y que “ni siquiera se parece a Edificio” (su obra previa), como indica Jonás Derbez (voz y saxofón), y cuyas entrañas son analizadas para Marvin desde un café ubicado en la Roma Norte, uno de los muchos rumbos que integran la Ciudad a la que se refiere la banda en su nueva placa.
Policías y Ladrones – Tijuana's Dream Pop Sound Machine
Este cuarteto ha colmado los muros fronterizos de su tierra natal con un fino dreampop retocado con shoegaze, un sello sonoro perceptible en Nubes (Arts & Crafts, 2021), una colección de doce piezas que para sus autores significa un salto abismal respecto al ayer, pues los separa de lo alcanzado en Flores, su placa debut. Así mismo lo relatan Alonzo Ackerman (voz y guitarra) e Iván Félix (bajo).
Bratty – Bedroom Pop para el nostálgico presente
Hace menos de dos años que Jenny Juárez se mudó a la Ciudad de México proveniente de Culiacán. Llegó a la capital del país con montones de likes y rimeros de views en el celular gracias a sus canciones; o, mejor dicho, sus confesiones. Todas ellas soltadas a solas, en su habitación. Ante el espejo negro de una laptop. A Jenny se le conoce como Bratty, y es la responsable De tbdn, un disco que en el futuro se ofrecerá como respuesta ante todo aquel que pregunte por lo que escuchaban quienes extraviaron parte de su juventud durante la pandemia; el soundtrack de generación Sad.
Taquitos de rock Cebolla, cilantro y roll
Me encontraba yo en la fila de las tortillas cuando fui asaltado por una duda terrible: ¿Por qué la gente no presume sus tacos de carrito? Entiendo que se llega el tiempo en el que debes comer vegetales y sus infinitas desviaciones por recomendación médica, por profilaxis o por mera pose. Veo una fiebre por comer excentricidades y presumirlas públicamente. Sin embargo, los tacos de carrito siguen ahí. Pese a modas, esas cosas llamadas influencers y a crisis económicas. Tal obstinación es casi equiparable con el ímpetu del rock mexicano.
Breve historia de una mecánica nacional
Cuatro décadas de música electrónica en México
Cuauh el trapero de Pátzcuaro
“Lo que yo aviento es trap, pero locochón. Porque tomo algo así, bien pop, y lo mezclo con letras que son como vómito, de plano. Pura frustración y rabia. Mi canciones son un pedo catártico, raro pero digerible. Lo junto todo y ¡traz!, cuaja. Soy un salvaje de la música, me gustan los beats bien cerdos, incluir melodías raras e instrumentos fuera de tono; sonidos tribales y ruidos como sacados de Midsommar, ¿viste esa película?”. Cuauh se peina los bigotes mientras lucha por describir su música; a la hora de hablar de su día a día es mucho más concreto: “soy un jipi que vende pulseras en Pátzcuaro los fines de semana. De ahí saco una feria”.
Maple Clider
El amor, tan solo una palabra
Selva trágica
Deseo y fantasía en frondosa sordidez
Faye Webster – “Pensar que alguien me idolatre es un poco raro”
Apenas dos años después de editar su tercer disco de estudio, la joven exponente del folk regresa con una cuarta placa, I know I’m funny haha, en la que consolida un sonido propio que responde a la época en la que fue concebida. “Normalmente cuando escribo una canción de inmediato comienzo a textear a la banda para saber si está disponible y entrar al estudio a grabar”, cuenta la autora en videollamada. Una tradición que se vino a bajo en fechas recientes.
Good Morning Tv
Loops de cajita musical para calmar a las bestias
Cartel Madras
Hip Hop queer de uzis y organizaciones criminales